Mis obras entretejen obsesiones contemporáneas de una sociedad violenta entre la muerte y el olvido.
Mi trabajo siempre ha girado alrededor de las preguntas esenciales del hombre a través de toda la historia de la humanidad: los cuestionamiento sobre la creación, sus procesos evolutivos, la representación de las identidades, hasta su muerte.
En un principio fueron los procesos alquímicos de transformación, partiendo de los orígenes de la escritura, a través de atmósferas traslúcidas con caligrafías sugerentes, una suerte de sueños alquímicos—paisajes utópicos buscando el contacto con la esencia inherente a lo humano. Con cierto animismo, fundamentado en un poder mágico sobre las imágenes, busco una traducción a un complejo sistema que entraña la comprensión del mundo, referente de una comprensión simbólica, mítica y espiritual del mismo.
Durante los últimos años he desarrollado un proyecto artístico multidisciplinario que tiene como eje central el análisis de la construcción del duelo y la memoria, ahondando en sus procesos sanadores. Comencé trabajando desde mis propios duelos, hasta desplazarme al duelo y memoria colectiva de una sociedad que ha sido víctima de situaciones violentas. Me interesan los fenómenos socio-políticos contemporáneos, sobre todo lo que se refiere al surgimiento de la memoria colectiva como una necesidad de la humanidad, donde el arte funge como fuerza sanadora del duelo en la sociedad.