En 1936 Walter Benjamin publica “La obra en la época de su reproductibilidad técnica”, que es una estética influenciada por el materialismo y por los movimientos sociales y políticos. Partiendo de que la historia del arte ha tenido dos formas de verse y apreciarse; quien la produce y quien la consume. Tiene un valor histórico por ser testigo y documento de todo acto ritual y acontecimiento del hombre.
El propósito del arte en sus inicios fue para experimentar una semejanza, unidad y contacto con lo religioso: es decir educar al pueblo sobre la religión y la conexión con lo espiritual.
El valor de exhibición radica en la experiencia estética de la belleza que deriva del objeto artístico. El valor de exhibición elimina el valor de culto. Es para Benjamin que el valor de culto es parte del aura del arte, entonces es corrompida por la experiencia estética.
El aura debe ser irrepetible y singular dando el valor al lugar y momento habitual donde fue hecha y para lo que fue hecha. El aura solo puede ser en una obra autentica, no replica ni copia. La réplica del arte da a conocer un valor de exposición, corrompiendo lo único y singular. El valor de la exposición le otorga la experiencia estética al hombre
Para Benjamin, lo que originó la pérdida del aura fue la reproductibilidad técnica que se remonta al grabado de madera, el cobre, la litografia e impresion, hasta llegar a la fotografía.